LAS FLORES
La flor
es la estructura reproductiva característica de las plantas llamadas espermatofitas
o fanerógamas. La función de una flor es producir semillas a través
de la reproducción sexual. Para las plantas, las
semillas son la próxima generación, y sirven como el principal medio a través
del cual las especies se perpetúan y se propagan.
Todas
las espermatofitas poseen flores que producirán semillas, pero la organización
interna de la flor es muy diferente en los dos principales grupos de
espermatofitas: las gimnospermas vivientes y las angiospermas.
Las gimnospermas pueden poseer flores que se reúnen en estróbilos,
o bien la misma flor puede ser un estróbilo de hojas fértiles. En cambio, una
flor típica de angiosperma está compuesta por cuatro tipos de hojas estructural y
fisiológicamente modificadas para producir y proteger los gametos. Tales
hojas modificadas o antófilos son los sépalos, pétalos, estambres y carpelos.[1]
Además, en las angiospermas la flor da origen, tras la fertilización y por
transformación de algunas de sus partes, a un fruto que contiene
las semillas.[
El
grupo de las angiospermas, con más de 250.000 especies, es un
linaje evolutivamente exitoso que conforma la mayor parte de la flora terrestre
existente. La flor de angiosperma es el carácter definitorio del grupo y es,
probablemente, un factor clave en su éxito evolutivo. Es una estructura
compleja, cuyo plan organizacional está conservado en casi todos los miembros
del grupo, si bien presenta una tremenda diversidad en la morfología y fisiología
de todas y cada una de las piezas que la componen. La base genética y
adaptativa de tal diversidad está comenzando a
comprenderse en profundidad,[3]
así como también su origen, que data del Cretácico inferior, y su posterior evolución en
estrecha interrelación con los animales que se encargan de transportar los gametos.
Con
independencia de los aspectos señalados, la flor es un objeto importante para
los seres humanos. A través de la historia y de las diferentes culturas, la
flor siempre ha tenido un lugar en las sociedades humanas, ya sea por su
belleza intrínseca o por su simbolismo. De hecho, cultivamos especies para que
nos provean flores desde hace más de 5.000 años y, actualmente, ese arte se ha
transformado en una industria en continua expansión: la floricultura.
]
DEFINICIÒN
La
flor es un corto tallo
de crecimiento determinado que lleva hojas modificadas estructural y funcionalmente para realizar las
funciones de producción de gametos y de protección de los mismos, denominadas antófilos.[2]
[nota 1]
El tallo se caracteriza
por un crecimiento indeterminado. En contraste, la flor muestra un crecimiento
determinado, ya que su meristemo apical
cesa de dividirse mitóticamente
después de que ha producido todos los antófilos o piezas florales. Las flores
más especializadas tienen un período de crecimiento más breve y producen un eje
más corto y un número más definido de piezas florales que las flores más
primitivas. La disposición de los antófilos sobre el eje, la presencia o
ausencia de una o más piezas florales, el tamaño, la pigmentación y la
disposición relativa de las mismas son responsables de la existencia de una
gran variedad de tipos de flores. Tal diversidad es particularmente importante
en estudios filogenéticos
y taxonómicos
de las angiospermas.
La interpretación evolutiva de los diferentes tipos de flores
tiene en cuenta los aspectos de la adaptación de la estructura floral,
particularmente aquellos relacionados con la polinización,
dispersión del fruto y de la semilla y
de la protección contra los predadores de las estructuras reproductivas.[4
DIVERSIDAD
La flor está unida al tallo por un eje, denominado pedicelo, que
se dilata en su parte superior para formar el receptáculo
en el cual se insertan las diversas piezas florales, las cuales son hojas
modificadas que están especializadas en las funciones de reproducción y de
protección. Desde afuera hacia adentro de una flor típica de angiosperma se
encuentran las denominadas piezas estériles, con función de protección,
y compuestas por sépalos y pétalos. Por dentro de los pétalos se disponen las denominadas
piezas fértiles, con función reproductiva, e integrado por estambres y carpelos. Los
carpelos de las angiospermas son, con respecto a los carpelos de sus ancestros,
una estructura incoativa y privativa, ya que por primera vez en el linaje, encierran
completamente al óvulo, de forma que el polen no cae directamente
en el óvulo (como en las gimnospermas) sino en una nueva estructura del óvulo
llamada estigma, que recibe al polen y estimula la
formación del tubo polínico que llegará al óvulo para producirse la
fecundación
SIMETRIA FLORAL
Se dice que en un objeto existe simetría
cuando por lo menos un plano puede dividirlo en dos partes, tal que cada parte
sea la imagen especular de la otra. Ciertas flores no
presentan ningún plano de simetría por lo que se dicen asimétricas o irregulares,
como es el caso de las "achiras" (las especies del género Cana). En la
mayor parte de las flores verticiladas, no obstante, debido a que existen
repeticiones de piezas florales, pueden existir uno o más planos de simetría,
por lo que las mismas pueden tener simetría bilateral (es decir, un solo plano de
simetría) o simetría radial (o sea, varios planos
pueden dividir a la flor en otras tantas imágenes especulares). Así, se
distinguen por su simetría, dos tipos de flores. Las flores denominadas actinomorfas,
radiadas o poli simétricas presentan simetría radial, como es el
caso de Tulipa jenneriana (liliáceas) o Linum usitatissimum (lináceas).
En cambio, las flores mono simétricas, dorsiventrales o cigomorfas
tienen simetría bilateral y la evolución de su forma tiene relación con la
necesidad de atraer y guiar a los polinizadores hasta ellas, como por ejemplo,
las flores de las orquídeas y muchas leguminosas.[15]
Las flores espira ladas se consideran asimétricas según algunos autores,[15]
o actino mórficas según otros
La simetría se define en general a través del perianto, no
obstante, el androceo
también puede estar implicado debido a la reducción de algunas piezas (estaminodios)
o al aborto de uno o más estambres, como ocurre en las e dicotiledóneas y en
las monocotiledóneas. Las flores cigomorfas aparecieron relativamente tarde en
el registro fósil (Cretácico superior) en comparación con el
período aceptado de diversificación temprana de las angiospermas (Cretácico temprano).[18]
La poli simetría, entonces, se considera generalmente el estado ancestral de
las angiospermas, y la mono simetría, el estado derivado que ha evolucionado de
modo independiente en numerosas ocasiones. Como un carácter arquitectónico
derivado, generalmente asociado con la diversificación de muchos linajes de
plantas, constituye una innovación morfológica. De hecho, los cambios en la
simetría floral están asociados con los cambios en el rango de polinizadores
efectivos, lo que, por su lado, puede originar barreras a la hibridación entre las
especies. Así, varios de los taxones con mayor riqueza de especies llevan
flores mono simétricas, tanto en las eudicotiledóneas centrales (fabáceas, asteráceas)
como en las monocotiledóneas (zingiberáceas,
orquidáceas).
PERIANTO Y PERIGONIO
Del mismo modo que las Bennett tales extintas y que sus parientes actuales las
Gnetales,
las flores de las angiospermas poseen una envoltura floral, un perianto, el
cual está constituido por los verticilos estériles de la flor: el cáliz y la corola. Es evidente
que la presencia del perianto se halla en relación funcional con la polinización
por animales, ya que en estado de pimpollo el perianto protege los
órganos reproductores aún inmaduros de los animales herbívoros visitantes y,
durante la floración, las partes del perianto vivamente coloreadas contribuyen
de modo esencial a la atracción de los animales polinizadores. En las flores de
las angiospermas primitivas se observa un perianto homoclamídeo (todas las piezas
iguales) formado por numerosas hojas perigoniales dispuestas helicoidalmente y
libres entre sí, las exteriores parecidas a brácteas y las internas
progresivamente más coloreadas y corolinas, similares a pétalos.
En muchos casos, en particular en las especies que son anemófilas
(aquellas que no utilizan animales para la polinización, sino la acción del
viento), como por ejemplo el "sauce llorón" (Salix
babilónica, salicáceas) o el "fresno europeo" (Fraxinus excelsior , oleáceas)
el perianto puede faltar, es decir, las flores solo presentan los verticilos
fértiles (androceo
y gineceo) y
se denominan aparentadas, aclamídeas o, simplemente, flores
desnudas. Las flores que presentan perianto, el caso más frecuente, se
denominan peritadas, clamidias o vestidas. Las flores
desnudas se han formado en el curso de procesos evolutivos de progresivo
empequeñecimiento y simplificación de la flor. Tales flores secundariamente
simplificadas caracterizan grupos de plantas anemófilas
en las que un perianto diferenciado no solo es innecesario, al no producirse la
visita de las flores por los animales, sino que incluso llega a ser perjudicial
para la dispersión o la captación del polen por los estambres y carpelos,
respectivamente.
CÀLIZ
El cáliz es el verticilo más
externo de la flor. Tiene función protectora y está constituido por los
sépalos, generalmente de color verde. Si los sépalos están libres entre sí, el
cáliz se denomina dialisépalo, mientras que si están unidos se llama gamosépalo
como en el "clavel" (Dianches, cariofiláceas)
o el "seibó" (Erythrina crista-galle, leguminosas).2
Detalle del espolón nectarífero de la
flor de Tropaeolum majus.
Cuando el cáliz es gamosépalo
se pueden distinguir tres partes bien definidas: el tubo, que es la
porción en la cual los sépalos están unidos; la garganta, que es el
sitio en que los sépalos se separan unos de otros; y el limbo, que es la
porción libre, formada por los extremos apicales de cada sépalo o lóbulos.
Los sépalos pueden tener
consistencia y forma variadas. En la familia de las compuestas,
por ejemplo, los sépalos están reducidos a pelos o cerdas que constituyen el
denominado papús o vilano.
Según su duración con respecto
a las otras piezas florales, el cáliz puede ser efímero o fugaz,
cuando los sépalos caen al abrirse la flor, como en la "amapola" (Papaver
rhoeas, papaveráceas); deciduo, cuando los sépalos se
desprenden después de que ha ocurrido la fecundación; o persistente
cuando permanece después de la fecundación y acompaña al fruto, como en el caso
del "manzano" (Malas , rosáceas). 22 23 Los sépalos pueden formar espolones que llevan
14néctar (se dicen espolones nectaríferos) para atraer
a los polinizadores como ocurre en Viola y Tropaeolum,.
En otras especies como por ejemplo en la "alegría" (Impatiens balsamina), algunas de las piezas
del cáliz adquieren la forma y coloración de los pétalos y, por esa razón, se
las adjetiva como "petaloides".
COROLA
Cada pétalo consta de una uña
que lo fija al receptáculo y una lámina o limbo que es la
parte más ancha y vistosa. La uña puede ser muy corta, como en Rosa o muy larga
como en el "clavel" (Dianthus).
La lámina puede ser de forma, color y margen muy variado.[2]
Si los pétalos son libres entre sí la corola se denomina dialipétala;
si, en cambio, se hallan unidos entre sí a través de sus márgenes, la corola se
dice gamopétala y, como en el caso del cáliz, presenta tubo, garganta y
limbo.[24]
La forma de la corola gamopétala
puede ser muy variada: tubulosa (con forma de cilindro, como en las
flores centrales de los capítulos de la familia de las compuestas), infundibuliforme
(con forma de embudo, como en el caso de la "batata", Ipomea
batatas, convolvuláceas); campanulada (como un tubo
inflado, parecido a una campana, como en el "muguet", Convallaria majalis, ruscáceas),
hipo crateriforme (con forma de tubo largo y delgado, como en Jazmines), labiada
(con el limbo formado por dos segmentos desiguales, como en el caso de Salvia
splendens, una lamiácea), ligulada (con el limbo con forma de
lengüeta, la cual se observa en las flores periféricas de los capítulos de
muchas compuestas) y espolonada (cuando presenta uno o varios espolones
nectaríferos, como en el caso de Aquilegia).[25]
[23]
La anatomía de los tépalos y
pétalos es similar a la de los sépalos. Las paredes de las células epidérmicas
frecuentemente son convexas o papilosas, especialmente en la cara adaxial. En
muchos pétalos, como los de Brassica
napus, las papilas son cónicas, con un engrosamiento cuticular marcado
en el ápice, y estrías radiales hacia la base. Se ha sugerido que estos
engrosamientos permiten una difusión pareja de la luz emergente, de manera que
el brillo de los pétalos es uniforme en cualquier ángulo de iluminación.
Algunas células epidérmicas de los pétalos son osmóforos,
contienen aceites esenciales que imparten la fragancia
característica a las flores. El mesófilo generalmente no presenta parénquima
clorofiliano, sino parénquima fundamental.[
][]
ANDOCREO
Los estambres son
hojas muy modificadas formadas por un pie que se inserta en el receptáculo de
la flor, llamado filamento, y una porción distal llamada antera. El
filamento es la parte estéril del estambre, puede ser muy largo, corto o
faltar, en ese caso las anteras se denominan sésiles. Generalmente es
filiforme, pero puede ser grueso, incluso petaloide, y puede estar provisto de
apéndices. La antera es la parte fértil del estambre y suele constar de dos
partes distinguibles, contiguas, llamadas tecas, unidas por una zona
llamada conectivo,
que es también por donde la antera se une al filamento. Generalmente está formada
por dos tecas, a veces puede estar constituida por una sola teca como en las malváceas
y cannáceas
o por tres en el caso de Megatritheca (esterculiáceas).
Si se corta la antera perpendicularmente a su eje, se observa que cada antera
contiene uno o dos sacos polínicos que se extienden en toda su longitud.[35]
[24]
Después
de la maduración de los granos de polen se produce la dehiscencia o apertura de
la antera, lo que permite la salida de los granos de polen hacia el exterior.
El tejido responsable de este proceso de dehiscencia se llama endotelio. Si la
apertura se produce a través de toda la longitud del tabique que separa los
sacos polínicos, la dehiscencia se dice longitudinal, que es el caso más
frecuente. En otros casos el endotecio se localiza en zonas perfectamente
limitadas que se levantan como valvas o ventanillas. En la dehiscencia poricida
(como en las solanáceas) no hay endotelio, sino que se produce la
destrucción del tejido en el ápice de la antera y se forman poros por donde
saldrá el polen.
El número de estambres en cada flor es un carácter muy variable. Algunas
especies de la familia de las euforbiáceas
tienen flores con un solo estambre (se dicen monandras), las oleáceas
presentan dos estambres (flores diandras) y en las mirtáceas
hay numerosos (son poliandras). El número de estambres puede o no ser
igual al número de pétalos. Así, se dice que la flor es isostémona si
presenta el mismo número de estambres que de pétalos (como puede observarse en
las liliáceas
y amarilidáceas); anisostémona si es diferente la
cantidad de pétalos que de estambres (por ejemplo, en el género Brassica,
hay cuatro pétalos y seis estambres); diplostémona, cuando el número de
estambres duplica a la cantidad de pétalos (el género Caranchos,
por ejemplo, presenta cuatro pétalos y ocho estambres) y es polistémona
cuando el número de estambres es más que el doble de pétalos (como en Poncirus,
con cinco pétalos y numerosos estambres).
GINECEO
En las
angiospermas el gineceo,
también llamado pistilo,
consta de uno o más carpelos u hojas carpelares que forman una cavidad, el ovario, dentro de la cual quedan protegidos los óvulos o primordial seminales, tanto de la
desecación como del ataque de insectos fitófagos.
El gineceo consta de tres partes:
el ovario, parte inferior abultada que forma una cavidad o lóculo en cuyo
interior se encuentran los óvulos; el estilo que es una columna más o menos alargada
que soporta al tercer componente del pistilo: el estigma. Éste está constituido por un tejido
glandular especializado para la recepción de los granos de polen. En ocasiones
el estilo puede faltar, y en esos casos el estigma se dice que es sésil.[24]
Si los
carpelos están separados o libres entre sí, el gineceo se denomina dialicarpelar
o apocárpico (como ocurre en las crasuláceas
como Sedum y Kalanchoe);
si, por el contrario, los carpelos están soldados entre sí se llama gamocarpelar
o sincárpico, que es lo más frecuente.[24]
En la
flor dialicarpelar cada carpelo constituye un pistilo, mientras en la
sincárpica hay un solo pistilo. Por ejemplo, Kalanchoe, con cuatro
carpelos libres, presenta cuatro pistilos. En el gineceo gamocarpelar o
sincárpico la unión de los carpelos puede afectar sólo a la porción del ovario,
por lo que quedan libres tanto los estilos como los estigmas (ejemplo, el
género Turnera);
puede involucrar los ovarios y los estilos, quedando libres los estigmas (como
ocurre en las compuestas y en Hibiscos), por lo que se puede determinar el número de
carpelos que conforman el pistilo por observación de la cantidad de estigmas.
Finalmente, en muchas ocasiones la unión o soldadura de los carpelos es total.
En estos casos el número de carpelos puede determinarse a través del número de
los lóbulos estigmáticos (por ejemplo, en las bignoniáceas).
SEXUALIDAD
La sexualidad floral está relacionada con la
presencia o ausencia de los verticilos reproductivos: androceo y gineceo. Las
flores que presentan ambos verticilos (o sea, que producirán tanto gametos
femeninos como masculinos) se dicen perfectas, bisexuales,
monoclinas o, más frecuentemente, hermafroditas,
como es el caso de las flores de la "papa" o "patata" (Solanum
tuberosum, solanáceas). En muchas otras especies, por otro lado, las
flores tienen un solo verticilo reproductivo y se dicen diclinas, imperfectas
o unisexuales, como ocurre en la "morera" (Morus nigra,
moráceas)
y en la "calabaza" (Cucurbita
maxima, cucurbitáceas). En el caso que tal verticilo sea el
androceo, las flores se denominan masculinas o esta minadas;
mientras que si el verticilo presente es el gineceo, las flores se denominan postiladas
o femeninas. Existen algunos casos en que la flor no presenta ninguno de
los verticilos reproductivos y solo muestra sépalos y pétalos. La función de
estas flores es el de especializarse, dentro de un grupo de flores que sí son
perfectas, en la atracción hacia la inflorescencia
de los insectos polinizadores. Tales flores, denominadas neutras o asexuales,
se disponen usualmente en la periferia de la inflorescencia y se pueden
observar, por ejemplo, en muchas especies de la familia de las compuestas,
como la "margarita" (Bellis
perennis) o el "girasol" (Helianthus
annuus.
Entre los botánicos prevalece actualmente la opinión de que las flores
hermafroditas son menos evolucionadas que las flores unisexuales, al menos por
las razones que se exponen a continuación. En primer lugar, en casi todos los
grupos de angiospermas con flores unisexuales, se encuentran entre las flores
femeninas y masculinas rudimentos de estambres o carpelos (por ejemplo, en Castanea y Utica). En
segundo lugar, los grupos de angiospermas más primitivos en cuanto a otros
caracteres tienen principalmente flores hermafroditas (por ejemplo, las magnoliáceas)
ya que sólo este tipo de flores hacen posible, en caso de polinización zoógama,
la captación y cesión simultánea del polen. Finalmente, el paso de la condición
hermafrodita a la unisexual ha sido determinada en numerosas ocasiones por vía
selectiva a consecuencia de una transformación secundaria de flores entomógamas
en anemógamas, como por ejemplo, en las aceráceas
(Acer) y en algunas oleáceas (Fraxinus).
FORMULA Y DIAGRAMA FLORAL
El diagrama floral es una representación gráfica de la
disposición de las piezas florales y de la ordenación de los distintos
verticilos, en un corte transversal de la flor. Cada verticilo se representa,
por convención, con una circunferencia concéntrica alrededor del gineceo,
indicado por un corte a la altura del ovario. Los sépalos se dibujan como lúnulas
blancas, los pétalos como lúnulas negras o, a veces, coloreadas. Los estambres
se simbolizan con cortes transversales de antera, y el gineceo queda
representado en el centro del diagrama por un corte transversal del ovario.
Generalmente las piezas de un verticilo alternan con las piezas del verticilo
anterior. Los estambres pueden estar opuestos o alternos con respecto a los
pétalos. La soldadura entre las piezas de cada verticilo o de verticilos
opuestos, se indica con líneas de puntos. Mediante estos diagramas queda bien
manifiesta la estructura floral, se deduce de él su simetría, el número de
miembros de cada verticilo, y tratándose de los sépalos y pétalos, su
prefloración, su soldadura o independencia; del androceo la posición relativa
de los estambres con respecto al perianto, la concrescencia o separación de los
mismos, su unión o autonomía con respecto a la corola y la posición nitrosa o
extrorsa de las anteras. Del gineceo, se puede observar el número de carpelos y
de cavidades en el ovario y la placentación de los óvulos.[21]
En el esquema de la derecha se observa el diagrama floral de Lilian, típico
de la familia de las liliáceas. El diagrama muestra que las flores son hermafroditas
(tienen estambres y pistilo), actinomorfas (presentan varios planos de simetría). El perigonio
está formado por 6 tépalos dispuestos en dos verticilos trímeros (o sea, cada uno
de ellos está formado por tres piezas), se hallan separados entre sí y libres
de las demás piezas florales (se dice, entonces, dialipétalo). El androceo
presenta 6 estambres
dispuestos en 2 verticilos también trímeros, los filamentos se hallan separados entre sí y
libres de las demás piezas florales. El androceo es diplostémono (es
decir que el verticilo externo de estambres es opuesto a los tépalos externos y
el ciclo interno es opuesto a los tépalos internos). El gineceo es de ovario súpero y está formado por 3 carpelos contados,
es trilocular. Los óvulos presentan placentación axilar. En el esquema de abajo se
puede observar el diagrama floral de una oxalidácea:
Oxéales.
Nuevamente, se aprecia que la flor es hermafrodita y actinomorfa, pentacíclica
(o sea, presenta 5 verticilos florales) y pentámera (cada ciclo está compuesto
por cinco piezas.
-
INFLORESCENCIA
Las flores pueden aparecer
solitarias o en parejas, pero lo más común es que crezcan juntas en grupos
organizados que se llaman inflorescencias. En ocasiones las flores aparecen tan
apretadas y ordenadas que toda la inflorescencia puede confundirse con una
flor, en cuyo caso podemos referirnos a ella como un pedante (falsa
flor). El caso más notable lo ofrecen las plantas de la familia de la margarita
o el girasol (compuestas), cuya inflorescencia, denominada capítulo está integrada por decenas o cientos
de flores.[2]
[48]
[14]
Los órganos constitutivos de las inflorescencias
plurifloras son las flores provistas o no del pedicelo, el
eje o receptáculo común, el pedúnculo
y las brácteas.
El pedicelo es la parte del tallo que sostiene la flor; a veces es muy corto, y
otras veces es nulo, en cuyo caso la flor se dice sentada o sésil. El eje o raquis es la parte
alargada del tallo que lleva las ramas floríferas; si es corto y está
ensanchado en forma de plato se llama receptáculo común. El pedúnculo, es la
parte del tallo que soporta el raquis o el receptáculo común. El eje que sale
de la base arrostrada de la planta o de un órgano subterráneo se llama escapo (como por
ejemplo en Amarilláis, Agapanthus
y Taraxacum).[48]
[2]
Las brácteas
o hipsófilos
son las hojas modificadas, generalmente de menor tamaño que las hojas normales,
coloreadas o verdosas, que nacen sobre el raquis o acompañan a las flores.
Algunas veces faltan, como en el caso de las crucíferas,
otras veces reciben nombres especiales, tales como glumas y glumelas en las gramíneas
y ciperáceas,
o espata en las aráceas y palmeras. En
otros casos las brácteas forman órganos protectores de las flores (involucros),
como la cúpula de los robles (Quercus) y el
erizo del castaño.
El prófilo
o bracteola
es la primera bráctea de una rama axilar, está dispuesta del lado opuesto a la
hoja normal. En las monocotiledóneas es bicarenada y por el dorso,
cóncavo, se adosa el eje que lleva la rama. En las espiguillas de las poáceas el
prófilo recibe el nombre de pálea o glumela superior.
POLINISACIÒN
La zoofilia que caracteriza a muchas angiospermas
presupone que los animales polinizadores visiten las flores de manera regular y
se detengan en ellas el tiempo suficiente; que las anteras y el estigma sean rozados o tocados con cierta
frecuencia y que el polen
quede adherido a los visitantes de modo tan perfecto que pueda llegar con la
debida seguridad a los estigmas de otras flores. El resultado de la zoofilia
depende esencialmente de que los animales puedan reconocer las flores desde una
cierta distancia y de que se vean compelidos a visitar durante un cierto tiempo
las flores de la misma especie. Las flores zoófilas, entonces, deben poseer productos
atractivos (cebos, como el polen y el néctar), medios de reclamo (tales como
olores y colores) y, además, polen viscoso o adherente.[14]
En el curso de la evolución de las angiospermas se ha producido una diferenciación
muy intensa de los medios de atracción y reclamo, así como de la forma de la
flor; gracias a ello un número cada vez más grande de animales ha podido
colaborar en la polinización. De la visita casual de las flores por animales
variados se ha pasado de modo progresivo, en el transcurso de la evolución, al
establecimiento de estrechas relaciones entre los «animales antófilos» y las
«flores zoófilas», con evidentes ventajas para ambos grupos. Para las plantas
implicó una precisión creciente en la atracción de solo determinados visitantes
y una transferencia del polen a los estigmas de otras plantas cada vez más
segura, lo que resultó en un ahorro progresivo en la producción de polen. De
hecho, la relación entre el número de granos de polen y el número de óvulos
producidos por una flor es del orden de un millón para las plantas anemófilas,
mientras que en las orquídeas es de uno. Para los animales polinizadores
especializados, la competencia con otros animales antófilos resultó disminuida
y la polinización orientada o especializada en una sola especie pasó a ser, en
última instancia, ventajosa para ellos.[14]
El desarrollo evolutivo de las angiospermas zoófilas y de los grupos de
animales que se han ido adaptando a ellas sólo puede comprenderse como una coevo
lución condicionada por relaciones recíprocas. La adaptación entre sí de
muchas plantas y sus polinizadores ha llegado a veces tan lejos que no pueden
existir el uno sin el otro.
MEDIOS DE RECLAMO
Los medios de reclamo indican la presencia de la recompensa y pueden ser
visuales u olfativas. Generalmente esta función la ejercen el cáliz y la
corola. Las claves visuales están determinadas básicamente por el color de los
pétalos, los de color rojo en general atraen aves, los amarillos a las abejas y
los blancos a las mariposas nocturnas. Las claves olfativas son utilizadas para
atraer a los polinizadores desde una distancia mayor. Se trata de las
fragancias que despiden las flores gracias a compuestos volátiles excretados
por estructuras llamadas osmóforos. Estas fragancias pueden ser agradables o
desagradables para los seres humanos, como por ejemplo las que atraen a las
moscas.[51]
La forma de la flor también debe estar adaptada a cada tipo de polinizador,
evitando al mismo tiempo a los ladrones de néctar. Aquellas flores polinizadas
por escarabajos, por ejemplo, deben tener una constitución que soporte el peso
del insecto y proteja los óvulos de la voracidad de los mismos. Para los
colibríes e insectos que polinizan durante el vuelo, las flores deben tener
corolas tubulosas, adecuadas a los picos de los pájaros y a las espiritrompas de las mariposas.
Para las abejas, las flores son amplias y planas, brindando "pistas de
aterrizaje" para el insecto.
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